La palabra hebrea jalá se refiere a las dos hogazas de pan trenzado que conforman el centro de la comida del Sabat y de las fiestas judías. Pero en su significado básico, la jalá es el pedazo de masa del tamaño de una aceituna que tradicionalmente los panaderos judíos y las amas de casa separan y queman cada vez que cocinan el pan.
Recibió el nombre de jalá en la Edad Media en el sur de Alemania, cuando los judíos lo adoptaron para el Sabat; se convirtió en el pan ritual en Austria y Bohemia y más tarde también en Polonia, Europa del Este y Rusia, cuando los judíos emigraron hacia el este.
Las amas de casa lo amasaban el jueves, lo dejaban fermentar de un día para otro, y se levantaban el viernes temprano por la mañana para hornearlo.
Es un pan dulce que lleva huevos, se le puede agregar miel o pasas y se espolvorea con semillas de sésamo o amapola, siempre presentes en los panes judíos.
Vemos antes de ir al horno el proceso de levado.
Si no le ponemos azúcar y pasas tenemos la versión salada, yo hice uno de cada tipo...
Vemos antes de ir al horno el proceso de levado.
Si no le ponemos azúcar y pasas tenemos la versión salada, yo hice uno de cada tipo...
El olor especial del pan horneado que impregna la casa, es el aroma del Sabat, un aroma que relacionamos con el antiguo mundo de habla yiddish y con nuestras "bobes", los que tuvimos la suerte de disfrutarlas...
Las semillas pueden ser de sésamo o amapola o inclusive ambas.
Lo que les puedo asegurar, historias aparte, es que están riquísimos y les aconsejo que los prueben.